Gracias..

Anoche empezó un extraño círculo de entrega, regalos emocionales de esos que hacen sonreir, que sin ser nada tangible tienen un valor infinito, que me hacen sentir, me hacen feliz..
Me llena de orgullo haber llegado a rodearme de destellos especiales, estrellas que me acompañan con su particular brillo, que cuando menos espero se frotan con su paño mágico y salen a relucir como semillas de oro entre la arena canela.
Quiero desde aquí, aunque en realidad sólo uno de ellos lo lea, dar Gracias infinitas y de corazón por haber traido de vuestra mano, momentos que quedarán perpetuos en mi mente.
Huellas que calan hondo, detalles desinteresados, humildades cargadas de cariño, con el mismo cariño los recibo, con el mismo mimo los guardo en mi cajita de cristal entre paños de seda y terciopelo.

Gracias Fer por tus palabras y aliento, por hacerme crecer como persona y mujer, por tu mimo inacabable por estar, por ser.

Gracias Fete, por esa pieza maravillosa ( que acompaña al poema ).. por ese detalle hacia mí, que de verdad me emociona.. por esa conexión Ariana/Marciana que sin duda, es recíproca de la cual tú eres el mayor protagonista, por darme el placer de conocerte y que espero seguir haciéndolo..

Gracias J. eMe por esta delicada caricia a la sensibilidad, por la cercanía que me transmites, por la delicadeza con la que me tratas, por este poema que desconocía y me has hecho conocer.. tu dulzura, tu saber estar y todo eso que aún está por llegar..

Tener amigos así es tener la certeza de que vacíos que creía fríos y oscuros de por vida, quedan rebosantes de color y calor..
Como muestra, estas dos maravillas:( Bella combinación si leemos y escuchamos al mismo tiempo )

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Latitud.

No quiero más que estar sobre tu cuerpo
como lagarto al sol los días de tristeza.
Se disuelve en el aire el llanto roto,
al pie de las estatuas
recupera la hiedra
y tu mano me busca
por la piel de tu vientre
donde duermo extendido.

El pensamiento melancólico
se tiende, cuerpo, a tus orillas,
bajo el temblor del párpado, el delgado
fluir de las arterias,
la duración nocturna del latido,
la luminosa latitud del vientre,
a tu costado, cuerpo, a tus orillas,
como animal que vuelve a sus orígenes.

José Ángel Valente.